Un elevado porcentaje de la población ha sufrido alguna vez un
ataque de pánico en relación a situaciones estresantes o
vividas con una gran carga de ansiedad.
Tras un primer ataque,
es posible que los sucesivos ya no estén relacionados con situaciones de
estrés, sino que surjan de modo inesperado o no
relacionados con ninguna situación ambiental.
Los trastornos de
pánico son más frecuentes en mujeres que
en hombres.
Casi la mitad de las
personas que sufren ataques de pánico suelen presentar también agorafobia.
Por lo general, el primer ataque de pánico aparece en situaciones
tales como exigencias laborales o escolares (época de exámenes), insomnio
prolongado, abuso de drogas …
Conforme van
apareciendo nuevos ataques de pánico, la persona desarrolla miedo e
intranquilidad ante la posibilidad de que vuelvan a aparecer. Ésta preocupación incrementa
la ansiedad y, paradójicamente, hace que sea más probable
que aparezca un nuevo ataque de pánico.
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