jueves, 1 de septiembre de 2011

Las Pérdidas y el Proceso de Duelo


Sólo las personas que son capaces de amar intensamente pueden sufrir también un gran dolor, pero esta misma necesidad de amar sirve para contrarrestar su dolor y curarles.


Tolstoy




A lo largo de la historia individual las personas sufren pérdidas y cada una de ellos responde de forma distinta.

Para poder entender plenamente el impacto de una pérdida y el comportamiento humano al que va asociada, se debe entender un poco el significado de apego. Existe una considerable cantidad de bibliografía psicológica y psiquiátrica acerca del apego. Una de las figuras clave en este pensamiento es el psiquiatra británico John Bowlby. Su teoría del apego nos ofrece una manera de conceptualizar la tendencia de los seres humanos a establecer fuertes lazos emocionales con otras personas y una manera de entender las fuertes reacciones emocionales que se producen cuando dichos lazos se ven amenazados o se rompen.

La tesis de Bowlby es que estos apegos provienen de la necesidad que tenemos de protección y seguridad; se desarrollan a una edad temprana, se dirigen hacia unas pocas personas específicas y tienden a perdurar a lo largo de gran parte del ciclo vital. Establecer estos vínculos con otros seres significativos se considera una conducta normal no sólo en los niños sino también en los adultos.
La conducta de apego la ilustran muy bien las crías de los animales y los niños pequeños que, a medida que crecen, se alejan de la figura de apego durante períodos de tiempo cada vez más largos, para buscar en un radio cada vez más amplio de su ambiente. Pero siempre vuelven a la figura de apego en busca de protección y seguridad. Cuando dicha figura desaparece o se ve amenazada, la respuesta es de intensa ansiedad y fuerte protesta emocional. Bowlby sugiere que los padres proporcionan al niño la base de operaciones segura a partir de la cual explorar. Esta relación determina la capacidad del niño para establecer lazos afectivos más tarde en la vida adulta.

Si la meta de la conducta de apego es mantener un lazo afectivo, las situaciones que ponen en peligro este lazo generan ciertas reacciones muy específicas. Cuanto mayor es el potencial de pérdida más intensas son estas reacciones. Es evidente que todos los humanos sufren en mayor o menor medida el duelo por una pérdida.




Se entiende al duelo como un cuadro psicopatológico

El psiquiatra George Engel plantea que la pérdida de un ser amado es psicológicamente tan traumático como herirse o quemarse gravemente lo es en el plano fisiológico. Argumente que el duelo representa una desviación del estado de salud y bienestar, e igual que es necesario curarse en la esfera de lo fisiológico para devolver al cuerpo su equilibrio homeostático, asimismo se necesita un período de tiempo para que la persona en duelo vuelva a un estado de equilibrio similar. Por esta razón el proceso de duelo es similar al proceso de curación. Al igual que en la curación física, se puede restaurar el funcionamiento total o casi total, pero también hay casos de funcionamiento y de curación inadecuados y de la misma manera que los términos sano y patológico se aplican a los distintos cursos en el proceso de curación fisiológica, también se pueden aplicar al curso que toma el proceso de duelo.



¿Es necesario elaborar el duelo?

Luego del enfoque planteado con anterioridad que claro que después de sufrir una pérdida, hay ciertos momentos que deben realizarse para restablecer el equilibrio y para completar el proceso de duelo.

En el proceso de duelo, es decir, en la adaptación a la pérdida, se deben producir cuatro momentos básicos para poder completarlo. A saber:

• Aceptar la realidad de la pérdida.
• Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida.
• Adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente.
• Recolocar al fallecido emocionalmente y continuar viviendo.



Finalización del duelo

Es muy difícil establecer un tiempo estándar para esto, se entiende que el duelo ha acabado cuando una persona establece la última fase del duelo, la restitución. Un punto de referencia de un duelo acabado es cuando la persona es capaz de pensar en el fallecido sin dolor. Siempre hay una sensación de tristeza cuando se piensa en alguien querido y perdido, pero es un tipo de tristeza diferente, no tiene la cualidad de sacudida que tenía previamente. Se puede pensar en el fallecido sin manifestaciones físicas como llanto intenso o sensación de opresión en el pecho. Además, el duelo acaba cuando una persona puede volver a depositar sus emociones en la vida y en los vivos.



Reacciones normales en el proceso de duelo

El término de duelo normal, o también llamado duelo no complicado, abarca un amplio rango de sentimientos y conductas que son normales luego de una pérdida.


Dentro de los cuales se encuentran ciertos patrones similares que abarcarían:

1- Algún tipo de malestar somático o corporal.
2- Preocupación por la imagen del fallecido.
3- Culpa relacionada con el fallecido con las circunstancias de la muerte.
4- Reacciones hostiles.
5- Incapacidad para funcionar como lo hacía antes de la muerte.


Para completar lo antes señalado se agregan sentimientos, como la tristeza; el enfado (el cual suele ser uno de los sentimientos más desconcertantes para le persona, y como tal es la base de muchos de los problemas en el proceso de duelo); la culpa; la soledad y/o la impotencia.



Factores determinantes del duelo

Si se evalúa a un gran número de personas en duelo se encontrará un amplio rango de conductas reflejadas en los parámetros mencionados, aunque todas se manifestarán de acuerdo a pautas individuales. Puede darse que para algunas personas el duelo es una experiencia muy intensa, mientras que para otros puede ser bastante leve. Para algunos el duelo empieza en el momento en que conocen la pérdida, mientras que para otros es una experiencia retardada. Estas variaciones se deben tanto al nivel evolutivo de la persona y a cuestiones conflictivas implicadas como también a otra serie de factores determinantes, como:

• Quién era la persona fallecida.
• La naturaleza del apego.
La fuerza del apego.
La seguridad del mismo.
La ambivalencia en la relación.
Posibles conflictos con el fallecido.
• El tipo de muerte.
• Antecedentes históricos (cómo se elaboraron pérdidas anteriores).
• Variables de personalidad.



Duelo y depresión

Se ha intentado con anterioridad mostrar una realidad, la cual es difícil de superar, pero que es necesaria y por la cual atraviesan todas las personas en mayor o menor medida luego de experimentar la pérdida de un ser querido. De hecho es necesario atravesar por un duelo para poder elaborar la ausencia producida. Algunos procesos de duelo pueden complicarse, los cuales es necesario tratarlos para evitar dificultades posteriores.
Las principales entre el duelo y la depresión son éstas: en ambos se pueden encontrar los síntomas clásicos de trastorno de sueño, trastorno del apetito e intensa tristeza. Sin embargo, en el duelo no hay pérdida de autoestima que se encuentra en la mayoría de las depresiones clínicas. Es decir, las personas que han perdido a alguien no se consideran menos a causa de la pérdida o si lo hacen, tiende a ser sólo durante un breve período de tiempo. Y en el caso de experimentarse culpa, es asociada a algún aspecto específico de la pérdida más que un sentimiento de culpabilidad general.

Hasta aquí se ha intentado aclarar conceptos los cuales suelen ser utilizados en el lenguaje diario, sin tener una idea total de su alcance. Es necesario aceptar estos procesos de pérdida y reparación como parte de la existencia misma. Procesos los cuales llevan su curso y en momentos precisan ser ayudados.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un excelente artículo, va muy acorde con el 10mo aniversario de los ataques terroristas de Nueva York.
Lo estoy documentando para dar unas reseñas del mismo en un taller sobre el duelo.

Excelente
Sonia de Puerto Rico

Anónimo dijo...

Muy claro. Buenisimo!! Anahi